jueves, 28 de febrero de 2008

La vida de una vaca lechera


Los consumidores que evitan la carne por razones éticas a menudo siguen considerando los alimentos lácteos como compasivos, porque no hay que matar al animal. Pero los productos obtenidos de la leche de vaca son cualquier cosa menos compasivos para las vacas y sus terneros.
Lejos de la creencia popular de que se crían alegremente en los verdes prados de la campiña, gran parte de las vacas lecheras son criadas en unas lamentables condiciones: hacinamiento, suciedad, ordeño intensivo, mala alimentación, embarazos forzados, administración de hormonas, antibióticos y tranquilizantes, etc.
El ordeño mecánico sustituyó al manual, y permite ordeñar a los animales 2 ó 3 veces al día. Este sistema, además de ser molesto, provoca heridas, inflamación e infecciones en las ubres.
Para mantener elevada la producción de leche, es necesario que la vaca tenga un embarazo cada año. Tras el parto, la producción es máxima, y durante 10 meses podrá ser ordeñada hasta el siguiente embarazo. Esto se hace por inseminación artificial o por implante de embrión. Los teneros nacidos y no deseados suministran a la industria de la carne de ternera. Algunas personas aún creen que las vacas "dan" leche del mismo modo que el agua sale del grifo, siendo incapaces de comprender que las vacas tienen que parir una vez al año para seguir produciendo leche. Cuando desciende la productividad y dejan de ser rentables (tras 4 ó 5 lactancias, por término medio), son enviadas al matadero para transformar sus despojos en las populares hamburguesas y salchichas baratas

"La vida de cualquier animal es mas valiosa que la de su torturador" (ronie lee)

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